miércoles, 5 de marzo de 2008

El poder de los viejos amigos


Después de una ardua reunión, se agradece una cena con unos viejos amigos.

Algo tan sencillo como comerse una hamburguesa casera con unas patatas fritas que no sean congeladas (importante!) en compañía de unos viejos amigos, riendo y tratando cualquier tema es suficiente para compensar tres horas intensas de reunión.

Insisto en que al final, con lo que nos quedamos, es con estas pequeñas cosas.

Karpe Diem.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio